Cuando se produce el colapso de un elemento
constructivo, con capacidad de afectar a la población, los servicios de
bomberos activan de forma inmediata sus propios protocolos con el personal de
guardia, que posee una amplia formación multidisciplinar. Y se solicita, si es
necesario, la presencia de medios de refuerzo, que sirvan de apoyo en la
intervención. En el caso de España, las intervenciones reales por estructuras
colapsadas representan una excepción, sólo se producen algunos episodios
aislados (por ejemplo, el terremoto de Lorca). Un ejemplo de este tipo de
situaciones son los terremotos, sus efectos pueden derrumbar edificios y casas,
y dejar atrapadas a personas entre los escombros. Sus consecuencias pueden
amplificarse debido a la rotura de tuberías de gas, ya que pueden incendiarse y
quemar a los heridos bajo las ruinas.
Frente a las causas naturales, las antrópicas
tienen en común la acción humana. No solo causan catástrofes, sino que son
factores que incrementan la magnitud de las emergencias (la explotación de los
recursos naturales, la construcción de edificaciones en zonas de alto riesgo,
etc.). Entre ellas destacan la falta de mantenimiento y reformas en la
edificación, construcciones de edificaciones paralelas, explosiones de gas,
atentados terroristas e incendios.
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